¿Has escuchado a diferentes ‘profesionales de la salud’ transmitir ideas completamente opuestas sobre el mundo de la dietética y la nutrición?, ¿te has preguntado en quién puedes confiar o a quién deberías hacer caso? Probablemente no seas ni la primera ni la última persona a la que le han surgido estas dudas, pero debes ser consciente de que emergen de una profunda carencia de criterio.
La palabra criterio proviene del griego kriterion y significa “norma para conocer la verdad”, se trata de un conjunto de medidas, en muchos casos inefables o tácitas, que se aplican para determinar la calidad, la importancia o la adecuación de algo en relación con ciertos objetivos o estándares.
El trabajo de campo o saber interpretar la evidencia científica nutre tu criterio y te ayuda a determinar la veracidad de los contenidos de salud en RRSS, pero el coste de oportunidad de aprender estas disciplinas es enorme… Piensa que existen personas que encomiendan toda su vida y carrera académica a ello; haciendo una carrera, máster o doctorado. Pero no te preocupes, en esta serie de artículos te voy a dar herramientas para ser capaz de detectar afirmaciones dudosas y falacias lógicas; rápido, fácil y de forma comprensible.
¿Qué es una falacia lógica? Se trata de un argumento que es válido de forma aparente pero, en realidad, no lo es. Usualmente se emplean para persuadir a las personas con algún tipo de fin determinado, aunque también se cometen debido a la ignorancia, descuidos o falta de reflexión.
Debes tener en cuenta que un argumento puede ser falaz pero sus premisas verdaderas, por ejemplo:
Aquí podemos notar cómo las premisas 1 y 2 son correctas, sin embargo la conclusión no lo es. En este caso se trata de una falacia de composición.
También, un argumento puede tener premisas, conclusión y razonamiento válido, sin embargo, en el mundo real quizás no resulta útil, por ejemplo:
Aquí, aunque el argumento tiene un razonamiento válido dentro de un marco específico, es importante considerar su aplicabilidad y validez en diferentes contextos en relación a otras variables relevantes. Por ejemplo, una dieta sin carbohidratos es:
Con esto quiero dejar claro que, aunque valorar de forma lógica los argumentos puede ayudar a elaborar un primer filtro de validez, puede ser necesario tener consideraciones al respecto. Cuando hablamos de nutrición y dietética, estas consideraciones van ligadas principalmente con el pragmatismo y los efectos que resultan de replicar los hallazgos o ideas validadas previamente con evidencia científica.
También conocida como post hoc, es un tipo de falacia que significa «después de eso, esto; entonces, a consecuencia de eso, esto». En esta falacia se toma por cierto que si un suceso acontece después de otro, el segundo es consecuencia directa del primero.
La temporalidad es uno de los criterios de causalidad pero, que se dé este criterio de manera exclusiva no garantiza la certeza del argumento.
Fórmula del argumento:
Otra forma más matizada de formularlo puede ser:
Ahora lo aplicamos al ámbito que nos ocupa con un ejemplo:
La realidad es que no sabemos si la dieta sin gluten es la responsable de la reducción en la dilatación abdominal y el aumento de energía en un caso individual porque:
Conocida también como falacia de autoridad, consiste en tomar como verdadero un argumento únicamente porque lo ha expresado una autoridad en un campo de conocimiento o, al menos, alguien que creemos que tiene autoridad en tal dominio.
La fórmula lógica de este argumento es la siguiente:
Aquí tenemos un ejemplo enfocado al campo de la salud:
En este razonamiento se ha asumido que el argumento es veraz simplemente porque lo ha dicho una persona letrada en el campo, cuya indumentaria, una bata por ejemplo, puede inspirar confianza. La realidad es que la apariencia, la experiencia o la dialéctica no aportan veracidad al argumento, en cambio, respaldar la opinión con evidencia científica sí nos permite elaborar un argumento válido en este contexto.
En este sentido, suele ser habitual encontrar situaciones como la que ocurre en este ejemplo:
En este otro argumento el emisor alude a su formación para justificar su respuesta, pero esto no aporta información acerca de la veracidad de la conclusión o las premisas. Aunque lo que comenta es verdad, debe respaldarlo con datos basados en evidencia científica.
En este artículo hemos presentado la herramienta de la lógica para conseguir realizar una valoración asequible del contenido de divulgación sobre salud que encontramos en las redes sociales.
Nos hemos centrado únicamente en las definiciones y ejemplos de falacia, falacia de autoridad y post hoc. Con esto, trataremos en próximos artículos otro tipo de falacias que se emplean de manera muy habitual.
Con el fin de aportar honestidad, no poseo ningún tipo de formación específica ni institucionalizada en filosofía o filosofía de la ciencia, pero he considerado necesario presentar de forma sencilla estas figuras sin sentar ningún tipo de cátedra.
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